Una operación policial colaborativa que involucra a cuatro naciones, incluyendo la Policía Nacional de España, ha logrado ubicar un astillero clandestino en una isla en la desembocadura del río Amazonas, donde se construyen narco-submarinos para transportar grandes cargamentos de cocaína a España. Bautizada como Operación Lupus, esta iniciativa interceptó uno de estos buques mientras se preparaba para partir desde la Isla Marajó, ubicada en el estado brasileño de Pará, con destino a las costas atlánticas ibéricas, según el informe del lunes del Ministerio del Interior. Cinco individuos que estaban destinados a tripular el submarino fueron detenidos, y se esperan más arrestos.

Las autoridades brasileñas han confirmado que el astillero recientemente desmantelado fue responsable del narco-submarino interceptado el 25 de marzo en aguas portuguesas, a 680 millas náuticas al suroeste de las Islas Canarias, transportando 6.6 toneladas de cocaína. Esta operación marcó un hito en los esfuerzos de lucha contra el tráfico de drogas, ya que fue la primera vez que se abordó con éxito un buque de este tipo lejos de la costa, evitando que la tripulación lo hundiera, una táctica común para obstaculizar la recuperación de las drogas como evidencia de actividad criminal.

En este caso, el submarino incautado aún no había sido cargado con drogas, ya que las organizaciones de tráfico suelen transferir la cocaína a estos semisumergibles desde embarcaciones pesqueras o de vela mientras están en el mar, detallaron fuentes cercanas a la investigación. "Dado el riesgo de no poder interceptarlo durante tal maniobra, las autoridades optaron por intervenir antes de que comenzara su viaje", señalaron estas fuentes. Comandantes policiales especializados en operaciones antidrogas han observado un aumento significativo en el último año de estos buques artesanales que parten de las costas sudamericanas con cocaína no solo con destino a España, sino también a África.

La Operación Lupus comenzó en España después de que agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) recibieran información de que un grupo compuesto por nacionales colombianos y españoles estaba a punto de lanzar un semisumergible en Brasil para transportar varias toneladas de cocaína a la costa atlántica ibérica. Típicamente, una vez cerca de las zonas costeras, los carteles transfieren su carga de los narco-submarinos a lanchas rápidas para su posterior descarga en tierra.

La información fue compartida con la Policía Federal de Brasil, que ya había iniciado una investigación tras la intercepción de marzo, confirmando la construcción del buque dentro de su territorio. Se organizó una operación conjunta, con la fuerza aérea y la marina de Brasil participando en su etapa final utilizando un helicóptero y un barco, respectivamente. La Policía Judicial portuguesa, involucrada en la intercepción anterior del semisumergible, y la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) también colaboraron. La investigación en curso busca "identificar y detener a todas las personas involucradas en la fabricación, logística y financiación" del semisumergible, según destacaron las autoridades brasileñas en un comunicado.

Los narco-submarinos han emergido como un medio de transporte cada vez más popular para grandes cargamentos de cocaína desde Sudamérica hacia Europa, gracias a su gran capacidad de carga, autonomía para la navegación a larga distancia y capacidad para permanecer ocultos en el mar. Desde 1993, más de 300 buques de este tipo han sido incautados a ambos lados del Atlántico. Además, las tripulaciones pueden fácilmente hundirlos al permitir el ingreso de agua si son confrontados por la policía, lo que complica o incluso impide la recuperación de las drogas como prueba de delitos criminales.