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Colombia adopta el Banco de Desarrollo de los BRICS en medio de relaciones tensas con EE.UU.
En un cambio significativo de política exterior, Colombia, un aliado de larga data de Estados Unidos en América Latina, ha tomado medidas para ampliar sus alianzas internacionales al unirse al Banco de Desarrollo de los BRICS. Esta decisión se produce en medio de tensiones crecientes con Washington. El banco, visto como una alternativa de financiamiento a instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, confirmó la admisión de Colombia, según lo anunciado por Dilma Rousseff, líder del banco y ex presidenta de Brasil, durante conversaciones con el presidente ruso Vladimir Putin. La Presidencia de Colombia celebró el movimiento, afirmando: "Es un paso clave para diversificar alianzas y fortalecer la economía de la nación."
Establecido en 2015 por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica—conocidos colectivamente como BRICS—el Banco de Desarrollo fue diseñado para proporcionar préstamos para infraestructura a países en desarrollo. Con el tiempo, Bangladesh, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Argelia se han unido a sus filas. Los estados miembros contribuyen con recursos, que el liderazgo del banco asigna a proyectos prioritarios. La institución busca diferenciarse de las facilidades de crédito occidentales, a menudo criticadas por altas tasas de interés y condiciones fiscales estrictas vinculadas a los préstamos. "El Banco de Desarrollo de los BRICS fue concebido para apoyar el crecimiento en el Sur Global, sin vetos, condiciones y respetando la soberanía nacional de cada país," declaró Rousseff en el Foro China-CELAC en mayo.
David Castrillón Kerrigan, experto en política exterior china y estadounidense, argumenta que el banco no debe ser visto como un competidor de entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial. "Las necesidades de financiamiento global exceden la oferta bancaria multilateral actual. Por lo tanto, el Banco de Desarrollo de los BRICS complementa, en lugar de competir," enfatiza Castrillón, quien enseña Relaciones Internacionales en la Universidad Externado. Destaca el enfoque del banco en el Sur Global y su falta de dominación por ninguna nación en particular, a diferencia del Banco Mundial, donde EE.UU., y el Banco Asiático de Desarrollo, donde Japón, tienen una influencia significativa. "Se alinea más estrechamente con la promesa del orden multilateral de escuchar todas las voces. Sin embargo, como institución naciente, su respuesta a escenarios de impago sigue por verse," añade.
El proceso de adhesión de Colombia comenzó en mayo tras la visita del presidente Gustavo Petro a China, donde se reunió con Rousseff. Petro anunció la intención del país de unirse a la entidad financiera, que luego se formalizó a través de una carta del Ministro de Finanzas Germán Ávila Plazas. En la comunicación, Ávila detalló el plan de Colombia para contribuir aproximadamente con $512 millones en capital dentro de los seis meses siguientes a la solicitud. El gobierno colombiano anticipa obtener préstamos de bajo interés para proyectos de infraestructura, energía renovable y salud. "Esto posiciona a Colombia como un actor clave dentro de un marco financiero donde las economías del Sur Global persiguen una mayor autonomía y equidad en la toma de decisiones," señaló la Presidencia de Colombia en ese momento.
La decisión de unirse al Banco de Desarrollo de los BRICS se produce en medio de una creciente fricción con Estados Unidos. A principios de año, la administración Trump amenazó a Colombia con aranceles de hasta el 50% después de que el país devolviera dos aviones con deportados en restricciones. Aunque esa crisis se resolvió rápidamente, Colombia fue posteriormente incluida entre las naciones sujetas a un arancel del 10%. Además, Washington desaprobó la participación de Bogotá en la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. Trump anunció a través de X que su administración se opondría a proyectos colombianos financiados por el gobierno chino dentro de instituciones financieras como el Banco Interamericano de Desarrollo.
Castrillón destaca la importancia de ver la decisión de Colombia en el contexto de la reducción del apoyo al desarrollo por parte de EE.UU., como la cesación de fondos de la USAID suspendida. Él cree que esto ha impulsado a Colombia hacia el Banco de Desarrollo de los BRICS. "Esto es solo el comienzo; debemos esperar para ver si hay una respuesta retaliatoria. Sin embargo, creo que el gobierno tomó esta decisión con conciencia, sabiendo que tiene más para ganar que perder. Colombia sufriría mayores pérdidas si permaneciera atada a un Estados Unidos que le ha dado la espalda," afirma.
El académico señala que aunque la administración de Petro aceleró esta decisión, se deriva de "política de estado" iniciada al final de la presidencia de Álvaro Uribe (2002-2010), cuando la crisis financiera de 2008 expuso la vulnerabilidad de Colombia debido a la excesiva dependencia de ciertos mercados, en particular de EE.UU. Esta estrategia ganó impulso durante la administración de Juan Manuel Santos (2010-2018). "Petro no inventó esto; es parte de un consenso más amplio de política exterior que aboga por la diversificación geográfica y temática," enfatiza Castrillón. Lamenta que este esfuerzo pueda ser malinterpretado por el gobierno de Trump, reforzando "la sospecha infundada" de que Colombia está dando la espalda a EE.UU. para abrazar a China, una potencia en ascenso con creciente influencia en América Latina y una imagen positiva en aumento entre los colombianos.
Mientras tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia subrayó la importancia de esta afiliación. "Celebro la noticia que trasciende las fronteras financieras y amplía nuestro horizonte (...). Seguimos allanando el camino para nuevas oportunidades para el país," comentó la Ministra de Relaciones Exteriores Laura Sarabia, quien anteriormente ha enfatizado que mirar más allá de las asociaciones tradicionales no excluye a EE.UU. como un aliado estratégico.
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